They Left for the Mountain, by Rolberto Alvarez
Dec 18, 2020The mine manager, Rolberto Alvarez, shares his view of a gold mining boom happening in Colombia.
We are sharing this essay by Colombian miner, Rolberto Alvarez. His perspective adds to our collective understanding of responsible artisanal and small-scale gold mining, who is doing it and why. At this time the essay is not published elsewhere, so we think this is a starting point to be able to share it via web link.
It is first in Spanish and then follows with the English translation. We are looking for Spanish speakers to advise on how to get the language just right. Please reach out.
SE FUERON PARA LA MONTAÑA
Por: ROLBERTO ALVAREZ ALVAREZ
En mi región, desde hace unos años se han vuelto comunes términos como: se fue, me voy, se fueron para la montaña. Tal vez alguien se pregunta ¿Quién se fue a la montaña?, y la respuesta se manifiesta en todo un fenómeno social y cultural que determina que, desde hace unos años, muchas personas y familias, han optado por perseguir nuevos sueños dentro de la minería, explorando y explotando nuevas vetas y nuevos ríos en busca del preciado metal oro.
Desde hace unos años la pequeña minería dejo de ser un trabajo exclusivo de mineros. Recuerdo que antes las minas en mi región se contaban con los dedos de la mano y se sabía quiénes eran sus propietarios, sus trabajadores y muchos más; pero la situación ha cambiado de forma drástica y hoy cualquier individuo se considera minero, ya que movidos por el boom de la minería, muchas personas y familias se desplazan hacia las montañas y demás zonas, que en muchos casos son territorios inexplorados, donde establecen sus propios entables mineros, movidos por una bonanza que en la mayoría de los casos es transitoria.
En este país ser minero se convirtió ya en una simple búsqueda aventurera de dinero, en un paseo nómada por muchos lugares, mientras se apuesta por la persecución incesante de oro. Esta forma de hacer fortuna o simplemente buscar el sustento, hace que mucha gente deje abandonadas sus verdaderas vocaciones y trabajos que antes eran parte de su estilo de vida. Es común escuchar que en algún lugar hace solo unos meses descubrieron una veta de oro de filón o una zona aluvial a la orilla de un rio y que ahora ya existen decenas de personas e incluso familias, explotando dicho hallazgo, donde cada quien impone e implementa sus propias reglas, sus propias condiciones y con esto demuestra que aquí cada quien tiene su propia autonomía y es amo y dueño de todo recurso natural, que lo puede usar y disponer a su criterio, promoviendo así que muchas más personas lo hagan, creando y agrandando un fenómeno social que como una bola de nieve, cada vez que rueda, crece más y más.
En este país este fenómeno minero, no solo se queda en el simple hecho de explotar vetas y riveras de ríos, sino que, en nuestras montañas, además de encontrar plantas exóticas y exuberantes también es común encontrar las plantas, pero de procesamiento y extracción de oro, usando variados métodos extractivos y con uso de diferentes insumos como mercurio y cianuro.
La creatividad del colombiano le permite transportar y construir estructuras en sitios inhóspitos, donde no hay carreteras ni los mínimos servicios públicos; pero esto es Colombia, un territorio donde existen mundos paralelos, normas paralelas y ¿por qué digo esto?, simplemente porque en esta sencilla y humilde radiografía de una de las tantas realidades colombianas, me deja la certeza de la inmensa ingobernabilidad en este país en materia minera, donde al Estado le ha quedado grande diseñar e implementar verdaderos procesos de formalización, que respondan asertivamente a la realidad social y cultural de su gente.
Es tanta la debilidad institucional del estado colombiano en materia minera, que mientras la bola de nieve crece y crece, este solo se dedica a diseñar leyes que en ultimas favorecen a sus clientes más preferidos y convenientes, que en este caso, son los grandes consorcios mineros, que junto con el gobierno, hace un tiempo anunciaron la reactivación de la locomotora minera, que según parece se le fundió el motor y no ha avanzado.
Al hablar en Colombia de mundos o normas paralelas, simplemente quiero referirme a que en muchos casos uno se pregunta: ¿qué es mejor en Colombia?, ¿ser legal o ilegal? Talvez la segunda opción, es escogida por la gran mayoría, y en materia minera sí que se aplica mejor esta opción, ya que si lo explico en un ejemplo, es abrumador como a nuestro estado a través de las autoridades ambientales, se les ha salido de las manos el poder controlar y sancionar las diversas anomalías ambientales que en materia minera se generan, por ende en una zona de su incidencia, terminan solo monitoreando las unidades mineras legales y que son muy pocas en proporción a la desbordante cantidad de minería ilegal, que sin ningún problema pueden seguir ejerciendo sus labores ante los ojos ciegos y los oídos sordos de las respectivas autoridades. Entonces vuelve la pregunta: ¿será que este país se dividió en dos Colombias?, un país para los legales y otro para los ilegales, ¿qué es más conveniente y rentable?, ¿ser legal o ilegal? o acaso, ¿se pueden combinar las dos cosas? Así con todos estos acertijos, me he quebrado la cabeza tratando de definir y encasillar términos al ver sencillos, pero que se tornan complejos en el crudo contexto de nuestro país, como son: minería legal, minería informal, minería ilegal, minería criminal. Lo cierto es que independientemente de cualquier criterio que se aplique, existen dos cosas que inciden en que la minería de oro en Colombia haya naufragado en su peor estigmatización que ha determinado una reputación muy negativa, y una de ellas es la debilidad del estado colombiano en materia de diseñar e implementar una verdadera formalización minera, que sea pertinente con la realidad social colombiana, que sea incluyente con la gente que en realidad quieren y necesitan estar dentro de una formalización minera adecuada, justa y aplicada su contexto social y cultural. Todo esto debe contener un componente de monitoreo, control y sancionatorio si se diera el caso, que sea justo, adecuado y muy pertinente dentro de la dinámica minera en Colombia, ya que es inaudito ver situaciones donde el estado colombiano hace presencia represiva, en zonas donde las retroexcavadoras hace meses han destruido vastas zonas de riveras de ríos y donde se han vertido cantidades de insumos dañinos como el mercurio. Esto demuestra que existe un estado incompetente y débil, donde el efecto de su gobernabilidad es esporádico e inadecuado.
Por otra parte, no solo nuestro estado puede cargar con el peso de la culpa de lo que sucede con la minería en Colombia, ya que en muchas personas que ejercen esta actividad, existen los que por su voluntad propia realizan buenos procesos mineros, cumpliendo al menos con los mínimos estándares ambientales y técnicos, pero el problema está en que otros, dentro de la búsqueda del preciado metal, solo alimentan la mentalidad de enriquecerse a toda costa, sin importar en lo más mínimo, todos los daños ambientales que con esta actividad se genera. Sabemos que la minería es una actividad de alto impacto ambiental y por ende esta labor en manos de gente inconsciente e irresponsable, crea el arma más letal y peligrosa, contra todos nuestros ecosistemas: frágiles, invaluables e irrecuperables, que sucumben, ante las manos groseras, abusivas y ambiciosas, de quienes solo les importa su gramo de oro
Aunque es cierto que muchas personas y familias tienen el legítimo derecho de buscar su sustento, también es indiscutible que esta ventaja no puede aplastar los derechos individuales y/o colectivos de muchas comunidades que directa o indirectamente, son afectados por grandes deterioros ambientales sobre ríos, bosques, suelos, flora, fauna etc. Todas estas ideas me lanzan nuevamente a la ruta de acertijos de como encasillar la minería en Colombia si es de naturaleza legal, ilegal, informal, tradicional, ancestral, criminal o cualquier otro calificativo objetivo o subjetivo que cada uno considere, pero cada uno. conscientemente debe saber en cuales ítems se encasilla y cuál es su verdadera responsabilidad dentro de su rol de minero.
Un estado débil, que no puede controlar lo que cada vez se torna más incontrolable, y mucha gente irresponsable e inconsciente, buscando oro a costa de lo que sea, son el caldo de cultivo perfecto, para que crezca y se reproduzca el virus más letal que cada día mata lo poco que nos queda de naturaleza.
Tal vez en el futuro, el título de este escrito “SE FUERON PARA LA MONTAÑA”, ya no se enuncie de la misma forma, ya que quizás, esa montaña no esté, y tal vez, si vayan hacia ese mismo lugar, pero ya no a buscar ese pedazo de metal, amarillo y brillante llamado oro, sino por un poco de agua para calmar la sed.
THEY LEFT FOR THE MOUNTAIN
by Rolberto Alvarez Alvarez
In my region, for a few years terms such as: he left, I am leaving, they went to the mountain have become common. Perhaps someone wonders Who went to the mountain?, and the answer is manifested in a whole social and cultural phenomenon that determines that, in recent years, many individuals and families have chosen to pursue new dreams within mining, exploring and mining new veins and new rivers in search of the precious metal gold.
In recent years, small-scale mining has ceased to be the exclusive work of miners. I remember that I could count the mines in my region on the fingers of one hand and we knew the owners, their workers and many more. But the situation has changed drastically and today since the mining boom any individual considers himself a miner, many people and families move to the mountains and other areas, which in many cases are unexplored territories, where they establish their own mining establishments, driven by a bonanza that in most cases is transitory.
In this country, being a miner has already become a simple adventurous search for money, a nomadic walk through many places, while betting on the incessant pursuit of gold. This way of making a fortune or simply looking for a livelihood, makes many people abandon their true vocations and jobs that were previously part of their lifestyle. It is common to hear that somewhere just a few months ago they discovered a vein of gold from a vein or an alluvial area on the bank of a river and that now there are dozens of people and even families, exploiting this finding, where everyone imposes and implements its own rules, its own conditions and with this it shows that here everyone has their own autonomy and is the master and owner of all natural resources, that they can use and dispose of them at their own discretion, thus promoting many more people to do so, creating and enlarging a social phenomenon that like a snowball, each time it rolls, grows more and more.
In this country this mining phenomenon not only remains in the simple fact of exploiting veins and river banks, but, in our mountains, in addition to finding exotic and exuberant living plants it is also common to find other plants, those for the processing and extraction of gold, using various extractive methods and using different inputs such as mercury and cyanide.
The creativity of the Colombian allows him to transport and build structures in inhospitable places, where there are no roads or minimal public services; But this is Colombia, a territory where there are parallel worlds, parallel norms and why do I say this? Simply because in this simple and humble X-ray of one of the many Colombian realities, it leaves me with the certainty of the immense ungovernability in this country in mining matters, where the State has been great to design and implement true formalization processes that respond assertively to the social and cultural reality of its people.
The institutional weakness of the Colombian state in mining matters is so great that while the snowball grows and grows, it only dedicates itself to designing laws that ultimately favor its most preferred and convenient clients, which in this case are the large consortiums. Miners, who together with the Government, some time ago they announced the reactivation of the mining locomotive, which apparently its engine has blown and has not advanced.
When speaking in Colombia of parallel worlds or norms, I simply want to refer to the fact that in many cases one wonders: what is better in Colombia? Is it legal or illegal? Perhaps the second option is chosen by the vast majority, and in mining matters this option is better applied, since if I explain it in an example, it is overwhelming as our state through the environmental authorities, have failed hand in hand to use their power to control and sanction the various environmental anomalies that are generated in mining matters. Therefore, in an area of their incidence, they end up only monitoring legal mining units and that are very few in proportion to the overwhelming amount of illegal mining, that without any problem they can continue to carry out their work before the blind eyes and deaf ears of the respective authorities. Then the question returns: Could it be that this country was divided into two Colombias? One country for the legal ones and another for the illegal ones. What is more convenient and profitable? Is it legal or illegal? Or perhaps, can the two things be combined? So with all these puzzles, I have broken my head trying to define and pigeonhole terms that seem simple to define, but which become complex in the harsh context of our country, such as: legal mining, informal mining, illegal mining, criminal mining. The truth is that regardless of any criteria that is applied, there are two things that affect the fact that gold mining in Colombia has been shipwrecked in its worst stigmatization that has determined a very negative reputation, and one of them is the weakness of the Colombian state in matter of designing and implementing a true mining formalization, that is pertinent to the Colombian social reality, that is inclusive with the people who really want and need to be within an adequate, fair and applied mining formalization in their social and cultural context. All this must contain a monitoring, control and sanctioning component if the case arises, which is fair, adequate and very pertinent within the mining dynamics in Colombia. It is unheard of to see situations where the Colombian state has a repressive presence, in areas where backhoes for months have destroyed vast areas of riverbanks and where quantities of harmful inputs such as mercury have been dumped. This shows that there is an incompetent and weak state, where the effect of its governance is sporadic and inadequate.
On the other hand, not only our state can bear the burden of the blame for what happens with mining in Colombia, since in many people who carry out this activity, there are those who by their own will carry out good mining processes, complying with the less with the minimum environmental and technical standards, but the problem is that others, within the search for the precious metal, only feed the mentality of getting rich at all costs, without caring in the least, all the environmental damage that with this activity is generated. We know that mining is an activity with a high environmental impact and therefore this work in the hands of unconscious and irresponsible people creates the most lethal and dangerous weapon against our ecosystems: fragile, invaluable and irretrievable, which succumb to rude hands , abusive and ambitious, who only care about their gram of gold.
Although it is true that many individuals and families have the legitimate right to seek their livelihood, it is also indisputable that this advantage cannot crush the individual and / or collective rights of many communities that, directly or indirectly, are affected by major environmental damage on rivers, forests, soils, flora, fauna etc. All these ideas throw me back on the puzzle route of how to pigeonhole mining in Colombia if it is legal, illegal, informal, traditional, ancestral, criminal or any other objective or subjective qualifier that each one considers, but each one. You must consciously know which items you fall into and what your true responsibility is within your role as a miner.
A weak state, which cannot control what is becoming more and more uncontrollable, and many irresponsible and unconscious people looking for gold at whatever cost, are the perfect breeding ground for the most lethal virus to grow and reproduce. that every day kills what little we have of nature.
Perhaps in the future, the title of this writing "THEY WENT TO THE MOUNTAIN", will no longer be enunciated in the same way, since perhaps that mountain is not there, and perhaps, if they go to that same place, but now not to look for that shiny yellow piece of metal called gold, but for some water to quench your thirst.
Image: These are before and after images of the Gualconda mine. They were taken in an area that had been contaminated with mercury and has since been restored.
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